El
desarrollo sostenible indica la evolución de un país, de un pueblo, de un
negocio, una empresa etc. Debe ser viable y rentable para permitir la
reinvención y el crecimiento en el transcurso del tiempo, la única manera de
preservar un desarrollo sostenible es mantener un equilibrio o un balance entre
lo social, lo económico y lo ambiental, teniendo claro la responsabilidad de
cada uno de estos tres componentes que de no ser así sería muy difícil su
desarrollo como tal la supervivencia de un futuro cercano.
Es
primordial que el hombre sepa administrar la naturaleza y todo cuanto nos brinda de la mejor manera posible para saber sacar provecho y ser eficiente en
el uso de ella, de lo contrario solo se estaría ocasionando una enorme
alteración nociva causando inestabilidad, desorden, daño y malestar en el ecosistema, además debe
tenerse en cuenta que ningún recurso
renovable deberá utilizarse a un ritmo superior al de su generación, ningún
contaminante deberá producir a un ritmo superior al que pueda ser neutralizado
o absorbido por el ambiente, de tal manera que muchos empresarios se han
concientizado de los malestares que se generan
con el medio ambiente y por lo tanto procuran que en un sus negocios, o
en sus empresas se puedan adquirir la
mismas cantidades de productividad pero
de manera más eficiente; es decir en el uso de los recursos como en materia
prima, procesos de fabricación, empaques
etc , esto también implica tener
un control, una educación y un cambio de mentalidad por parte de las personas
que hacen parte de las empresas y también de aquellas que forman parte de la
sociedad.
La mejor
alternativa para la sustantividad
Desde
los años cincuenta hasta nuestros días el mundo ha vivido una frenética carrera
por la producción y el consumo de usar y tirar sin tener en cuenta que los
recursos de que disponemos son limitados. Los productos se diseñan y están
programados para durar un número exacto de años o de prestaciones de servicio.
(Obsolescencia programada).
Los
residuos que se producen en su mayor parte no se biodegradan y cuando lo hacen
se descomponen en moléculas extrañas al ecosistema, alterándolo a veces de
forma irreversible. En muchos países entre los que se encuentra España, hasta
hace una década tanto los residuos orgánicos como materiales tan valiosos como
el cristal y el metal yacían en basureros o se incineraban, contribuyendo aún
más al aumento de temperaturas y al desequilibrio que está provocando el cambio
Diseño verde climático.
El
despilfarro energético y de recursos en la fabricación de productos ineficaces
y a veces inservibles, se ha convertido en la característica habitual de los
sistemas de producción del mundo moderno, dejando tras de si un rastro de
elementos químicos difíciles de eliminar.
Los diseñadores que
han creado y siguen creando toda esta parafernalia de objetos que nos desborda,
están al frente de campañas pagadas por empresa que solo buscan la reducción
del coste de producción sin tener en cuenta los graves costes medioambientales
y económicos que plantea la descontaminación.
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