Grandes problemas planetarios

Superpoblación y desigualdades

En la actualidad, se teme que la especie humana esté alcanzando, e incluso sobrepasando, la capacidad de carga que tiene el planeta Tierra. El ser humano consume el 35% del total de recursos utilizados por la totalidad de las especies vivientes, y a medida que la población crece, esta proporción también aumenta. Hacia el año 1835, la humanidad alcanzó por primera vez en la historia los 1.000 millones de habitantes, pero la población se duplicó en tan solo un siglo. En la actualidad, la población humana mundial se incrementa a razón de 1.000 millones cada década, y la proporción de tiempo amenaza con ser incluso más reducida. Esto se debe a que la población aumenta de manera exponencial (por ejemplo, en caso de duplicarse la población cada generación con una población inicial de 10 millones, en una generación habría 10 millones, a la siguiente 20, a la próxima 40, después 80, y así sucesivamente).

El incremento del efecto invernadero

El efecto invernadero se origina porque la energía que llega del sol, al proceder de un cuerpo de muy elevada temperatura, está formada por ondas de frecuencias altas que traspasan la atmósfera con gran facilidad. A su vez, la energía remitida hacia el exterior, desde la Tierra, al proceder de un cuerpo mucho más frío, está en forma de ondas de frecuencias más bajas, y es absorbida por los gases con efecto invernadero.
Esta retención de la energía hace que la temperatura sea más alta, aunque hay que entender bien que, al final, en condiciones normales, es igual la cantidad de energía que llega a la Tierra que la que esta emite. Si no fuera así, la temperatura de nuestro planeta habría ido aumentando continuamente, cosa que, por fortuna, no ha sucedido.
Podríamos decir, de una forma muy simplificada, que el efecto invernadero lo que hace es provocar que la energía que llega a la Tierra sea "devuelta" más lentamente, por lo que es "mantenida" más tiempo junto a la superficie y así se mantiene la elevación de temperatura.
    Destrucción de la capa de ozono

Durante los últimos años, la capa de ozono, se ha debilitado formando un verdadero agujero, que en algunos sectores ha producido disminuciones de hasta el 60% en la cantidad de ozono estratosférico. Este desgaste se debe al uso de un componente químico producido por el hombre, los clorofluorocarburos (CFC) de productos, como los aerosoles, disolventes, propelentes y refrigerantes. La acción de estos gases en la Estratosfera libera átomos de Cl a través de la radiación UV sobre sus enlaces moleculares; cada átomo de Cl destruye miles de moléculas de Ozono transformándolas en moléculas de dioxígeno. Otros compuestos que afectan la capa de ozono por contener cloro (Cl) son el metilcloroformo (solvente), el tetracloruro de carbono (un químico industrial) y sustancias que contengan bromo (Br), como los halones, utilizados para extinguir el fuego.

La erosión, la desertización y la destrucción de la selva

Llamamos “erosión” a una serie de procesos naturales de naturaleza física y química que desgastan y destruyen los suelos y rocas de la corteza de un planeta, en este caso, de la Tierra.

La erosión terrestre es el resultado de la acción combinada de varios factores, como la temperatura, los gases, el agua, el viento, la gravedad y la vida vegetal y animal. En algunas regiones predomina alguno de estos factores, como el viento en las zonas áridas.
La Tierra está cubierta por una frágil capa de suelo que se ha formado muy lentamente, pero que puede ser barrida por el viento o arrastrada por el agua en pocos años. Es lo que está ocurriendo en muchas zonas. En ninguna parte es más grave el problema que en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, que representan más de un tercio de la superficie terrestre.
La desertificación es un proceso por el que las tierras afectadas pierden su capacidad productiva. A menudo se vincula la degradación de tierras con la seguridad alimentaria y la pobreza, en una relación de causa y efecto
En la actualidad, es un hecho bien conocido que los bosques de todas partes se enfrentan a varios tipos de amenazas. Los bosques que todavía quedan cubren apenas una fracción del área cubierta por bosques apenas cien años atrás. Y la velocidad de destrucción está aumentando. Todo, desde los efectos directos y obvios como la excesiva actividad forestal hasta los efectos más sutiles del cambio climático, está amenazando la existencia de los últimos bosques naturales restantes.

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