El incremento del efecto invernadero
El
efecto invernadero se origina porque la energía que llega del sol, al proceder
de un cuerpo de muy elevada temperatura, está formada por ondas de frecuencias
altas que traspasan la atmósfera con gran facilidad. A su vez, la energía
remitida hacia el exterior, desde la Tierra, al proceder de un cuerpo mucho más
frío, está en forma de ondas de frecuencias más bajas, y es absorbida por los
gases con efecto invernadero.
Esta
retención de la energía hace que la temperatura sea más alta, aunque hay que
entender bien que, al final, en condiciones normales, es igual la cantidad de
energía que llega a la Tierra que la que esta emite. Si no fuera así, la
temperatura de nuestro planeta habría ido aumentando continuamente, cosa que,
por fortuna, no ha sucedido.
Podríamos
decir, de una forma muy simplificada, que el efecto invernadero lo que hace es
provocar que la energía que llega a la Tierra sea "devuelta" más
lentamente, por lo que es "mantenida" más tiempo junto a la
superficie y así se mantiene la elevación de temperatura.
Destrucción de la capa de ozono
Durante
los últimos años, la capa de ozono, se ha debilitado formando un verdadero
agujero, que en algunos sectores ha producido disminuciones de hasta el 60% en
la cantidad de ozono estratosférico. Este desgaste se debe al uso de un
componente químico producido por el hombre, los clorofluorocarburos (CFC) de
productos, como los aerosoles, disolventes, propelentes y refrigerantes. La
acción de estos gases en la Estratosfera libera átomos de Cl a través de la
radiación UV sobre sus enlaces moleculares; cada átomo de Cl destruye miles de
moléculas de Ozono transformándolas en moléculas de dioxígeno. Otros compuestos
que afectan la capa de ozono por contener cloro (Cl) son el metilcloroformo
(solvente), el tetracloruro de carbono (un químico industrial) y sustancias que
contengan bromo (Br), como los halones, utilizados para extinguir el fuego.
La erosión, la desertización y la destrucción de la selva
Llamamos
“erosión” a una serie de procesos naturales de naturaleza física y química que
desgastan y destruyen los suelos y rocas de la corteza de un planeta, en este
caso, de la Tierra.
La
erosión terrestre es el resultado de la acción combinada de varios factores,
como la temperatura, los gases, el agua, el viento, la gravedad y la vida
vegetal y animal. En algunas regiones predomina alguno de estos factores, como
el viento en las zonas áridas.
La
Tierra está cubierta por una frágil capa de suelo que se ha formado muy
lentamente, pero que puede ser barrida por el viento o arrastrada por el agua
en pocos años. Es lo que está ocurriendo en muchas zonas. En ninguna parte es
más grave el problema que en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas,
que representan más de un tercio de la superficie terrestre.
La
desertificación es un proceso por el que las tierras afectadas pierden su
capacidad productiva. A menudo se vincula la degradación de tierras con la
seguridad alimentaria y la pobreza, en una relación de causa y efecto
En
la actualidad, es un hecho bien conocido que los bosques de todas partes se
enfrentan a varios tipos de amenazas. Los bosques que todavía quedan cubren
apenas una fracción del área cubierta por bosques apenas cien años atrás. Y la
velocidad de destrucción está aumentando. Todo, desde los efectos directos y
obvios como la excesiva actividad forestal hasta los efectos más sutiles del
cambio climático, está amenazando la existencia de los últimos bosques
naturales restantes.
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